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jueves, 21 de abril de 2011

Para meditar en estas fechas

Vivimos días de regocijo espiritual para los que profesan la religión católica y de necesarias vacaciones para la mayoría de los ciudadanos, que ocupan playas, montañas y lugares de origen en busca del descanso físico y mental que les permita recuperarse de la agitación de una sociedad en la que el sosiego es un bien cada día mas escaso.

Una semana de exposición pública de tallas realizadas por maestros escultores, de  terciopelos, joyas, caras tapadas y pies descalzos, cruces, peinetas y mantillas, olor a cera y a incienso, penas y alegrías, fe para algunos, fiesta para los demás, trompetas y tambores, turistas y hosteleros, calle Mayor, plaza de Cervantes. La fiesta de la representación religiosa  en el casco histórico de Alcalá. Dicen los hosteleros que está siendo una muy buena semana santa, más del noventa por ciento de ocupación.

Así que se trata de eso. No en términos absolutos, que seria exagerar,  pero si en un porcentaje importante.

Sacamos los cristos y las vírgenes a pasear, rememorando esos últimos días de Jesús de Nazaret, el líder social al que aplaudieron, torturaron y mataron, siguiendo el doloroso camino de tantos otros, hombres y mujeres que pasaron por lo mismo, antes y después, por sus ideas de lucha contra la injusticia, contra la opresión, en la búsqueda de libertad. Y de eso saben bastante las personas que militan en organizaciones de izquierdas de todo el mundo.

Su pensamiento y su vida la compartió con los trabajadores, con los suyos, sin ostentaciones ni grandezas, sin palacios, con humildad.

Qué enorme distancia entre su vida y los que dicen representarlo. Una representación que estructura su poder en los obispos, llamados “príncipes de la iglesia” habitando “palacios episcopales o arzobispales”. Príncipes en palacios, grandes cruces de oro macizo en el pecho, boato y esplendor.

 Y como cada vez acude menos gente a escucharlos van buscando enemigos a la carta, hoy unos, mañana otros, a los que echar las culpas de sus cuitas, casi siempre económicas. Hoy en día, en España, la culpa -cómo no-, también la tiene Zapatero; por llevarnos a un Estado laico, descreído de la fe verdadera y amante de la razón, esa característica perversa del ser humano.

 La receta de un pueblo sin letras, que pensara poco y creyera mucho, quedó en un pasado lejano. Ahora, no valen ya ni las estampitas ni las medallitas de latón, sino el ejemplo cotidiano de que representan el pensamiento de Jesús. Y por no representarlo tienen vacíos sus templos, sus seminarios, sus conventos; esos inmensos edificios no realizados a la mayor gloria de su dios, sino como expresión humana de la soberbia, la ambición y el poder. Necesitan una revolución interior. Que su vida y lo que dicen representar coincida a la vista de los ciudadanos.

 La misma receta, por analogía, es válida para los políticos de izquierdas que defienden ideologías de defensa de la igualdad en todas sus variables. Pero este será tema para otro comentario.

Disfrutad de los días de descanso, si los tenéis.  

¡Salud!

sábado, 9 de abril de 2011

Desde la banda izquierda

Las directrices en los órganos de dirección del Partido Socialista Obrero Español son que no hay que hablar de las discrepancias, intereses y ambiciones existentes para ocupar la plaza que quedará vacante a la Secretaría General en los primeros meses del año 2012, toda vez que José Luis Rodríguez Zapatero ha anunciado públicamente que no volverá a ser candidato.

A nosotros nos parece que el silencio sobre algo que se ha puesto conscientemente encima del tablero de la política nacional y partidaria, es solamente un brindis al sol. Parar las olas del mar nos parece simplemente un ejercicio de distracción. Por tanto, desde esta humilde tribuna de Compromiso Socialista seguiremos reflexionando, con más o menos acierto, sobre los acontecimientos de la vida política y muy especialmente de los que afecten al PSOE.

Lo primero que tendríamos que analizar, es si esta situación sucesoria comienza con la decisión pública del Secretario General del PSOE manifestada en el Comité Federal del Partido el pasado 2 de abril. (A nuestro juicio: no.)

 La corriente o sensibilidad Nueva Vía, que lideró José Luis Rodríguez Zapatero, era en síntesis un grupo de Diputados nacionales en el entorno de los cuarenta años de edad con la ambición de ocupar el poder en el Partido. Esta sensibilidad, Nueva Vía, resultó ser la ganadora en el XXXV Congreso Federal del Partido gracias a los votos del Grupo Guerrista, con fuerza suficiente en esa época. (La historia se escribe con garabatos en servilletas de papel.)

 Era consciente Nueva Vía que eran minoritarios, que su salida pública era tan solo para tomar posición de cara al futuro. Tenían a su favor la ilusión que generaban en algunos sectores del Partido por su juventud y por sus posiciones reformistas. Aún así, su escaso número los hacia irrelevantes para la decisión final si las partes en concurrencia electoral apoyaban a sus candidatos que, recuérdese, eran José Bono, apoyado por el sector renovador y por la mayoría de la dirección del Partido; Matilde Fernández, apoyada por el guerrismo como segunda en posibilidades de alcanzar la victoria; José Luis Rodríguez Zapatero, diputado por León y dirigente de la expresión Nueva Vía, y Rosa Diez, diputada del País Vasco y por ello conocida en el ámbito nacional del Partido.

Todas las papeletas apostaban por José Bono, probablemente el político más conocido y considerado del Partido en ese momento, ganador elección tras elección al PP en la Comunidad Autónoma de Castilla La Mancha por mayoría absoluta.

Solo había una forma de ganarle internamente. Consistía en que el segundo grupo en votos -el grupo guerrista- recibiera los votos de Nueva Vía  a favor de Matilde Fernández, o que pusiera sus votos a favor del Grupo Nueva Vía, tercero en número de votos (porque ponerlos a favor de Rosa Diez era insuficiente para poder ganar la votación). Fue una noche de insomnio, donde primaron los intereses del grupo guerrista y su animadversión a José Bono, figura del guerrismo que se pasó con armas y bagajes al grupo renovador que apoyaba a Felipe González en esa guerra fratricida que de manera intermitente afecta al PSOE y en la que se ponen tantas energías negativas. Finalmente, José Luis Rodríguez Zapatero ganaba las elecciones internas por nueve votos sobre José Bono, mientras Matilde Fernández mostraba enfado y malestar con su grupo, por nominarla para candidata y después dejarla en el aire a la vista del Congreso.

Después de este breve recorrido por la historia próxima del Partido, volvemos al origen del tema que nos ocupa: la sucesión en la Secretaria General del PSOE.

El Grupo Nueva Vía, como ya hemos comentado, lo formaban un grupo de Diputados nacionales a los que se adscribieron algunas personas de su entorno. La falta de cohesión como grupo organizado dentro del Partido hizo que ya en los primeros tiempos desapareciera, pues su armazón era la conquista del poder y, una vez conseguido, no tenia sentido darle vida orgánica. Eso trajo como consecuencia el que se fueran rompiendo los lazos que en origen les unieron y empezaron a separarse gentes tan comprometidas con el grupo,  como Álvaro Cuesta, Jordi Sevilla, Torres Mora, Caldera y otros.

Mientras la economía fue bien, no se oyeron las voces discordantes, pero en los últimos años, con la crisis económica, emergieron problemas internos. Quizás el más conocido y el que marcó la medida del malestar fue el protagonizado por el Secretario General del Partido Socialista de Madrid, el cual, una vez controlado de forma férrea el aparato del PSM, comenzó a pedir apoyo explícito de los máximos órganos del Partido para que avalaran su candidatura a la Presidencia de la Comunidad Autónoma de Madrid. Comoquiera que, encuesta tras encuesta, los ciudadanos manifestaran poca atracción por la figura de Tomás Gómez, se pensó en una alternativa que mejorara los resultados previsibles de este, apostando por Trinidad Jiménez, persona de confianza del Secretario General del Partido y miembro leal del grupo Nueva Vía.

En el proceso de primarias que se puso en marcha se vio con claridad que algunos o algunas estaban jugando ya la partida de la sucesión de José Luis Rodríguez Zapatero, a la vista de la debilidad del Presidente del Gobierno, consecuencia de la dureza y extensión en el tiempo de la crisis económica  y de las medidas de gobierno que tomó, enfrentándose a los sindicatos y a grandes sectores de la población española.  

Un PSC con graves problemas en Cataluña después de no conseguir sus objetivos estatutarios, debilitado como organización territorial, buscaba en José Luis Rodríguez Zapatero la causa de sus desdichas políticas, a la par que apoyaba a Carme Chacón en la carrera de la sucesión.

Otro tanto pasaba en Madrid, donde se culpaba a José Luis Rodríguez Zapatero de la mala situación por la que atravesaba el PSM en las encuestas. Aquí se añadieron también sindicatos, el grueso de funcionarios militantes y personalidades políticas más o menos agraviadas. Y en ese tiempo, coincidieron en sus intereses políticos el Partido Socialista de Madrid y el Partido Socialista de Cataluña. Es curioso que los medios de comunicación que apoyaron a Tomás Gómez en el proceso de primarias fueran La Sexta televisión y el diario Público, ambos con notable influencia del ex Secretario de Estado de Comunicación Miguel Barroso, esposo de Carme Chacon.

Mientras tanto, el Presidente del Gobierno movió ficha y realizó una importante remodelación de su Gabinete, poniendo al frente de la Vicepresidencia Primera y de la Portavocía del Gobierno al Ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Si dentro de unos meses hubiera primarias, sería interesante ver la postura del Secretario General del PSM. Confiamos en que no tenga que pagar favores recibidos en las primarias de Madrid.

¡Salud!

domingo, 3 de abril de 2011

Hubo una vez un impuesto...

Hace unos días, Ramón Luis Valcárcel, Presidente de la Comunidad Autónoma de Murcia y Presidente del PP en ese territorio, con ocasión de un desayuno en las dependencias del periódico ABC y ante la presencia de Mariano Rajoy, su presentador en el acto, decía entre otras gracietas que “se tenían que adoptar medidas muy valientes” para pagar los servicios públicos y propuso que los ciudadanos asuman parte del coste de la sanidad y de la educación, es decir, lo que llaman el copago; que consiste en que paguemos dos veces. Habló de un porcentaje, y decía, “el que sea”, “el yo invito, tú pagas”, no vale.

Esperanza Aguirre, Presidenta del PP y de la Comunidad Autónoma de Madrid, lleva tiempo diciendo con su pretendido gracejo del barrio de las Vistillas, que ella es como una madrileña cualquiera, como una más entre todas -¡qué cosas!-, que entiende como lo entiende cualquiera que no vale “el gratis total”, que hay que pagar parte de los servicios públicos, desde el acceso por las nuevas infraestructuras, la sanidad, la educación -incluyendo en el pago el dedicado a colegios ultrarreligiosos que segregan niños y niñas por aquello del peligro del sexo (pobres criaturas)-, así como  que hay que encarecer el coste del agua y de la electricidad y dentro de poco el aire sucio que respiramos.

Ponemos estos dos ejemplos, significativos, pero lo mismo dice el más liberal Feijoo en Galicia, Arenas en Andalucía, Camps -el de los trajes a medida- en Valencia o Imbroda en Melilla. Todos piensan y dicen lo mismo. Incluso hay por ahí algún que otro socialista de carnet que “entiende” la posición de esta derecha española que tiene por suya la propiedad de este país y en la que los socialistas somos peligrosos transmisores de ideas que emponzoñan el alma, que diría algún clérigo de los de cabecera.

El frente que llevan tiempo abriendo no es pequeño y sus repercusiones son de una enorme trascendencia, quitar a los ciudadanos de a pie otro pellizco de su escasez,  abriendo puertas para el “cobro total dos veces” en una visión economicista y empresarial de una España de sus nostalgias; aquella de charanga y pandereta de la que hablaba Machado. Han pasado muchos años, pero en esencia, las ideas se mantienen con perversa actualidad.

Un día cualquiera de nuestra vida es un continuo pasar por caja, es un chorreo de monedas que se llevan unas y otras Administraciones por esto o por aquello, o por lo de más allá, con más o menos argumentos o simplemente por la brava.

 Nos levantamos en una casa en la que además del precio hemos pagado impuestos, encendemos el gas para la ducha y pagamos impuestos, por la crema de afeitar pagamos impuestos, por el café que humea en la cafetera pagamos impuestos, por la ropa con la que nos vestimos pagamos impuestos, por el coche que nos espera en la calle pagamos impuestos, por la gasolina, por las averías, pagamos impuestos por el potaje de garbanzos que almorzamos o por la manzana de media tarde, si te sientas en el sofá para ver la tele sabes que has pagado impuestos por ambos; si fumas pagas, si bebes alguna cerveza pagas, si regalas un libro pagas, si te vas al cine pagas, si te compras gafas pagas, por la luz, por el teléfono pagas, si se te avería el frigorífico, la lavadora o si se te estropea el grifo del lavabo pagas, pagas… Nuestro día a día es un continuo pagar, tan rutinario, que muchas veces no nos damos cuenta de que nos pasamos el día pagando.

Y esto sin contar con el IBI, el Impuesto de Vehículos a Motor, las Tasas, el IRPF, el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, el de Transmisiones y Actos Jurídicos Documentados y otros.

Observamos cómo los que más tienen pagan cada vez menos y los que menos tienen -la gran mayoría-, pagamos cada día más. Y estando en esas, y teniéndonos por tontos, nos vienen los Camps, las Aguirres, los Valcárcel, los Rajoy y las Cospedales varias con sus mensajes “del gratis total no”, de “porcentajes de coopago”, de “el yo invito tú pagas, no vale”. El problema más grave es que al creerse propietarios del país, creen que son suyas nuestras monedas, y las gastan como mejor entienden, sin explicaciones públicas a los ciudadanos, propietarios del dinero.

Los ciudadanos pagan las carreteras, la sanidad, la educación, las Fuerzas Armadas, la Guardia Civil o al funcionario de Hacienda, las Policías Locales, la limpieza de las calles, la recogida de las basuras, la iluminación, los jardines, a los políticos de todas las Administraciones y a todos sus acompañantes… Y son estos políticos los que hablan de copago, de gratis total, de porcentajes. Así que pagamos los hospitales, al personal sanitario, los instrumentos de diagnosis, los laboratorios y ¿ahora, tenemos que seguir pagando más? ¿Para qué? ¿Para sus bolsillos?

Hace no ha mucho tiempo, a propuesta del PSM, Esperanza Aguirre suprimió en Madrid el impuesto, a nuestro juicio, más justo: el Impuesto sobre el Patrimonio. Las grandes fortunas pagaban unos euros por su riqueza, aportando algo a la bolsa común por ese concepto. Nos pareció injusto cuando lo quitaron y nos sigue pareciendo injusto ahora.

¡Salud!