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sábado, 29 de octubre de 2011

Es necesario el debate

Compromiso Socialista agradece a todas las personas que han mantenido la conexión con este blog, con sus comentarios y reflexiones políticas. Gracias por las numerosas muestras de apoyo recibidas, por el ánimo manifestado y por formar parte de esa marea de ciudadanos y ciudadanas que exigen cambios en las estructuras de los partidos políticos de izquierdas.

Hemos querido disponer de un tiempo para volver a mirar las cosas, para reflexionar sobre nuestros planteamientos. Por si nuestra línea de pensamiento podía estar mediatizada. La conclusión es que vamos a seguir luchando por la trasparencia, por la participación, por los valores, por parecernos cada día más a las personas que siguen confiando en lo que representamos.  

De los partidos de derechas qué podemos decir sino que están desmantelando el Estado Social. Que una vez acabado, de momento, el filón de la especulación inmobiliaria, se aprestan como jabalíes hambrientos sobre otros sectores como la sanidad y la educación que tantos beneficios pueden reportarles, sin medir ni por un instante su valor de cohesión social y de justicia. Sectores intocables para la izquierda por representar la clave de bóveda de las ideologías que representan, porque responden a una concepción de respeto al ser humano, a su libertad y a la igualdad, para que los puntos de partida de las personas estén  más equilibrados.  

Ahora le toca a la educación y a la sanidad. Quieren acabar con el Estado Social, con todo lo que huela a social desde el más puro liberalismo a imagen y semejanza del Tea Party estadounidense, seguidores del pensamiento filosófico de R. Nozick que tanto influyó en las Administraciones de Ronald Reagan en Estados Unidos y de Margaret Thatcher en el Reino Unido de Gran  Bretaña y Norte de Irlanda en la década de los ochenta del siglo pasado y que tanto daño causó en el bienestar de los ciudadanos.

De los partidos de izquierda, que son los que preocupan a Compromiso Socialista, si bien mantienen en general, siquiera sea de modo teórico, sus valores tradicionales, es lo cierto que en los últimos años  se ha producido en un sector importante de sus cuadros dirigentes con responsabilidades institucionales, un corrimiento de posiciones en sus actitudes, en sus escalas de valores, en la forma de entender las políticas de izquierdas y de representación de las clases trabajadoras, que han llegado a ser considerados la cara B de algún partido de derechas.

De tanto correr siguiendo el brillo de los buenos vinos, de los viajes a países lejanos, de la ropa de marca, del coche más potente, del piso en el mejor lugar, de la mariposa más elegante, han conseguido llegar al país de ninguna parte, allí donde habita el olvido de los ciudadanos.

En relación con lo anterior, imaginemos una asamblea de una agrupación de izquierdas, donde, es un suponer, acuden a votar da igual lo que sea, la sexta parte de los asociados, sobre unos cien mas o menos entre interesados, familiares y amigos y logran un voto a la búlgara del 99% del 16% que acude a votar. Salen entusiasmados de la asamblea, valorando su fuerza y energía sin fin. No tenemos adversarios en la agrupación, dicen, podemos hacer lo que queramos. Aquí no se mueve nadie. Sigamos a lo nuestro. Somos los mejores, etc., etc...

Supongamos que los dirigentes de esa agrupación, por darle un nombre, han pedido a los ciudadanos su confianza en unas elecciones locales, pongamos que en Alcalá de Henares, y han conseguido de los ciudadanos un porcentaje en torno al 30% de los votos.

El conjunto de esa agrupación debería hacer una profunda reflexión, siquiera sea sobre los números que salen. 99% del 16% de militantes en una asamblea y  un 30% de los ciudadanos en la ciudad, es decir, un abismo.

Después, cuando leemos las encuestas y los ciudadanos dicen que su principal problema es el paro, y en segundo lugar, los políticos, nos escandalizamos. Y nos escandalizamos  más y manifestamos que no es verdad, cuando la inmensa mayoría de la población dice en referencia a los políticos y a sus partidos, sea cual sea el signo político de lo mismos “es que son todos iguales”. Podemos no estar de acuerdo con la percepción ciudadana, tacharla de injusta y de poco reflexiva, podemos indignarnos, pero el “son todos iguales” sigue estando ahí.

Siendo esto así, en qué mundo vive la izquierda acomodaticia de estos tiempos, que observa pero no ve, que no da respuestas, ¿quién se equivoca? ¿La ciudadanía en su conjunto, o algunos dirigentes de izquierdas que podrían ser tomados por sus actitudes como dirigentes de partidos de derechas? ¿No merece esto un profundo debate?

Es necesario que la gente de izquierdas se vaya agrupando para proponer otras actitudes, otras políticas, otras personas.

¡Salud!