Se están haciendo infinidad de estudios para determinar qué es lo que ha pasado en las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011. Sesudos estudios de una realidad que nos está golpeando la cara lleva ya mucho tiempo y que ha sido y es denunciada desde dentro y desde fuera de la izquierda. A lo mejor no hacen falta tantos estudios de despacho y sí más relación personal continuada con los ciudadanos para saber y compartir sus problemas, para que cuando te aproximes no vean a alguien interesado en su voto sino a una persona cercana, conocida ya de otros avatares. Gentes que inspiren confianza.
Digámoslo con claridad: no nos han votado cuatro millones de ciudadanos que nos votaron en el 2008, porque no les ha dado la gana, porque no tienen ninguna confianza en una organización política en la que una parte importante de sus cargos dice una cosa y hace otra. Porque el mensaje y la realidad son vectores divergentes. Porque la izquierda necesita no solo de capacidad y eficiencia en su gestión, sino también del mérito de su honradez continuada a los ojos de los ciudadanos. Los parámetros de excelencia política son mucho más exigentes para la izquierda que para la derecha, más permisiva ésta en el trapicheo, el trueque y el trile.
Naturalmente que una razón muy importante ha sido la crisis económica, pero todos sabemos que no sólo ha sido esa la causa. La ideología, los principios en que se asienta el PSOE, nuestra divisa, nuestra referencia, no atraviesan buenos momentos, empujados por el liberalismo económico que se ha hecho con el discurso ciudadano y, además, por el establecimiento de una melancolía de partido, de una carencia de pasión política. O hacemos algo pronto, o esto sólo será un paso más en un declive hacia la nada política.
Sí, sabemos que es duro lo que decimos y que son mejor aceptadas las palabras de esperanza, aunque ésta solo aporte ilusionismo pasajero. Se está poniendo en circulación el cuento de la lechera para animar a las gentes de izquierda. Como esta situación es muy complicada, dicen, y ahora le toca a la derecha tomar medidas duras, entonces el pueblo se dará cuenta de que era verdad lo que decíamos y bla, bla, bla. Que no, que no es eso, que esto es algo más duro y persistente y que no valen recetas de mercadillo y, mucho menos, el que algunos se dirijan a los militantes desde la manipulación y la demagogia.
Necesitamos referencias creíbles desde el punto de vista político y desde el punto de vista personal. No necesitamos a nadie diciéndonos, por ejemplo en la Comunidad de Madrid, después de perder seiscientos mil votos con relación al 2008, que lo que hay que hacer es poner un punto en lugar de un punto y coma y que lo importante ahora es trabajar para que en vez de un candidato a Secretario General del Partido tengamos dos o tres.
¡Pero qué broma es ésta! Hemos perdido las elecciones en 177 de los 179 municipios de la CAM, el Partido Socialista descosiéndose por todas las costuras y el mensaje del máximo dirigente del PSM es un mensaje interno de que quiere participación en cuotas de poder a futuro. Y, eso, después de que en la Comunidad de Madrid se pierden elecciones una detrás de otra y a nadie se le pasa por la cabeza presentar la dimisión. Oiga, que no son cargos vitalicios.
Eso, eso es lo que los militantes y los ciudadanos ven día a día. En vez de darle la vuelta al Partido Socialista como a un calcetín, en políticas, en actitudes y en equipos dirigentes, en ponerse el mono de trabajo, pico, pala y esfuerzo continuado, el mensaje es que hay que trabajar para que haya más de un candidato a la Secretaria General. Es para volverse loco. Hemos perdido el norte y los ciudadanos son los primeros que se han dado cuenta.
Por lo que respecta a la Comunidad de Madrid, ha surgido un movimiento llamado Más Izquierda Madrid, con vocación de ser alternativa política, con unas ideas atractivas para los militantes; entre otras, “la de caminar con pasos firmes hacia una laicidad como reconocimiento de los derechos ciudadanos. Planteamiento de revisión de la financiación a la Iglesia Católica, así como la denuncia del Concordato; continuación de la labor emprendida para recuperar la Memoria Histórica; propuesta de una ley integral para la igualdad de trato y la no discriminación; universalización de la escuela pública de 0 a 3 años; medidas de control y regulación del poder económico privado; reducción drástica del papel de los mercados en la producción y la distribución de bienes sociales como el agua, los alimentos básicos, los fármacos esenciales y las fuentes de energía, etc., etc.”.
Estas ideas y otras se han puesto ya a disposición del Partido Socialista, como aportación de un grupo de militantes de toda la comunidad que han decidido levantar la voz ante una situación cada día más preocupante. Puede resultar incluso no creíble, pero hay serias opciones de que en las próximas elecciones locales seamos la tercera fuerza política. No se gana solo mostrando las siglas, hay que mostrar el trabajo y la vergüenza política. Por ello, cuando se pierde continuadamente, es decir, cuando los ciudadanos muestran su rechazo, el buen socialista dimite por el bien de su partido; pero eso, el buen socialista.
Es la hora de levantar la voz y no dejarnos manipular por nadie. Esto no se arregla con más o menos candidatos a la Secretaría General del PSOE. Basta de mentiras y de demagogia. Basta de discursitos de tres al cuarto que lo único que hacen es maltratar nuestra inteligencia. Todos sabemos lo que quieren nuestros votantes. Socialismo de verdad, es decir, los valores socialistas.
¡Salud!