La igualdad

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Thyciades y Filopolis, los personajes de Massimo Cacciari, en su “dialoghetto sulla sinisteritas” a la pregunta del primero sobre qué debería convencer a las clases acomodadas a aceptar políticas redistributivas, Filopolis responde: “La existencia de condiciones de base de igualdad, y por tanto de políticas de defensa de las clases menos protegidas, más débiles, es suficiente para mí como elemento esencial de la calidad de vida”. Después precisa: “La igualdad es un elemento de la calidad de vida, como una cierta renta, como un cierto ambiente, como ciertos servicios”. Es la igualdad la que hace posible la diversidad, la que facilita a todos el propio valor como personas, no desde luego, aquella abstracta idea totalitaria de igualdad que significa eliminación de los no iguales”.

 Dice Joaquín Estefania en su prologo a la obra de Norberto Bobbio “derecha e izquierda”, que nunca como en nuestra época se han puesto en tela de juicio las tres principales fuentes de desigualdad, la clase, la raza y el sexo. Cuando la derecha grita “¡abajo la igualdad!” no quiere decir, como alguien podría interpretar “¡viva la diferencia!”, sino “¡arriba la desigualdad!”. Por ello, izquierda y derecha continúan vigentes. No solo como una suma de emociones, sino como una colección de valores.

Los valores fundamentales de la ética social y política, la tolerancia, la libertad, el pluralismo y la no violencia, la paz, la fraternidad, la igualdad… son la sustancia del núcleo ideológico del socialismo. Pero estos valores de tanta trascendencia, tan vitales para un desarrollo armónico de las sociedades  y de las personas que las componen, pueden ser fácilmente manipulables y pasar de grandes estrellas que iluminan la esperanza a pequeños planetas sin luz propia.

Es muy concreto el concepto de igualdad, que no igualitarismo, y muy amplio el espectro de su desarrollo en todas las materias que afectan al ser humano. Pongamos por ejemplo, acotando un espacio, igualdad entre hombre y mujer. ¿Existe igualdad material? ¿Se han dado pasos suficientes? ¿Qué sienten las mujeres socialistas? ¿Se sientes iguales de verdad? ¿Con las mismas posibilidades que los hombres? ¿Alzan su voz? ¿Son referencia para el resto de mujeres de la ciudad? ¿O se han acostumbrado a no levantar la voz?

Supongamos que en una ciudad cualquiera un partido político tuviera a una mujer con posibilidades de ganar al que está en el poder, que tuviera luz propia, que no debiera nada de su posición nacional e internacional a los que la rodean. ¿No os parece razonable que esa organización aprovechara sus posibilidades para avanzar en el apoyo de la ciudadanía ofreciéndoles en la cabeza de la candidatura ese referente de solvencia? Incluso por la defensa de sus propios intereses de organización política.

¿Os parecería bien que se colocara a tres hombres en puestos de responsabilidad superiores al de esa mujer y que esta apareciera como la cuarta persona de ese partido en el listado de mejor valorados?  La cuarta por ser mujer y por ser capaz, dos condiciones que combaten quienes tienen intereses personales. Si no se consigue arrebatar el poder al partido gobernante, el portavoz tiene que ser mujer. Y para ello hay que levantar la voz. Decir no. Y dar un golpe en la mesa. Por todas las mujeres y por los hombres que las apoyamos.  

¡Salud!